¡Qué recibimiento me hizo Tintín! Estaba en la puerta del Hotel Donamariko Benta esperándome, brazos en jarra, nervioso porque tiene que ausentarse unas semanas a rodar una película con un director que me han dicho que es famoso (un tal Spilberg).
Enseguida me ha propuesto hacernos una foto juntos; quería llevarla en su cartera y en el móvil (aun no me ha dado el número, porque no tengo teléfono y no sé si quiero tener: veo que andan todos como locos con ese aparato...).
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